Es a través de
las nuevas tecnologías y la revolución de las comunicaciones que se generó la cibersociedad.
Ya el vínculo entre personas no necesita de una cercanía espacio-temporal, haciendo
que la comunicación se pueda dar en todo el mundo, generando el fenómeno de la globalización.
Han cambiado
toda nuestra dinámica como sociedad, desde nuestra vida cotidiana con el uso de
estas tecnologías en el hogar y la automatización de nuestras casas a través de
la domótica, hasta la manipulación de procesos biológicos a través de la tecnología.
Sin embargo todas estas “facilidades” que proporciona la domótica, por ejemplo,
nos hace sedentarios y, poco a poco, somos capaces de hacer menos cosas porque
cada nueva actividad que pueda realizar la tecnología ahora se convierte en
necesidad.
Por su parte, los avances en medicinas no se pueden considerar
perjudiciales porque han salvado millones de vidas, pero en el momento en que cambia
la dirección en que deben ser las cosas naturalmente, se convierte en una
alerta, como la alteración de la información genética. Todas estas
situaciones son alertas hoy en día porque no estamos acostumbrados a verlos,
pero la tecnología nos ha demostrado que lo que antes se veía poco posible, puede
convertirse poco a poco en algo cotidiano, a medida que las personas demandamos
los recursos que ella nos ofrece.
Estas
tecnologías relacionadas con el flujo de información facilitan actividades
cotidianas, generan comodidad y mejoran las comunicaciones, pero se debe tener en
cuenta que la interacción real es necesaria para evitar el aislamiento; con
todo lo que ofrece el ciberespacio se ha perdido gran parte de la intimidad, la
vida privada ahora es de dominio público. No podemos comunicarnos con el mundo
desconectándonos de nuestro entorno, no debemos dejarnos ser absorbidos por la accesibilidad que
nos brinda el ciberespacio.
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